Nicolás Maduro se proclama dictador en un acto rodeado de militares y aliados internacionales.
Caracas vivió ayer una jornada marcada por el aislamiento y la tensión durante la toma de posesión de Nicolás Maduro, quien se proclamó presidente de Venezuela tras lo que la oposición y numerosos países califican como un acto fraudulento y un golpe de Estado.
El evento, realizado lejos del hemiciclo de la Asamblea Nacional y sin acceso para medios independientes, estuvo rodeado de un despliegue militar sin precedentes y con escasa presencia popular, limitada a seguidores movilizados por el régimen. El acto contó con la asistencia de altos mandos militares liderados por el general Vladimir Padrino López y de los dictadores Miguel Díaz-Canel de Cuba y Daniel Ortega de Nicaragua, este último llegando de forma sorpresiva.
En su discurso de más de una hora, Maduro proclamó su victoria como un acto de "resistencia venezolanista", desestimando las críticas internacionales y los resultados electorales que dieron una amplia ventaja al opositor Edmundo González Urrutia.
Sanciones internacionales y rechazo global
Mientras Maduro hablaba, Estados Unidos, Canadá, el Reino Unido y la Unión Europea intensificaron sus sanciones contra el régimen chavista, incluyendo restricciones a altos funcionarios y nuevas medidas contra PDVSA. Washington también anunció una recompensa de 25 millones de dólares por información que conduzca a la captura de Maduro, acusado de narcoterrorismo, y otra similar por Diosdado Cabello.
Por su parte, la Plataforma Unitaria opositora emitió un comunicado denunciando la usurpación del poder y el desconocimiento de la soberanía popular expresada en las elecciones del 28 de julio.
Aislamiento diplomático
La mayoría de los países democráticos, incluyendo España, Canadá y Estados Unidos, se abstuvieron de participar en el evento. Sin embargo, embajadores de México, Colombia, Bolivia y Brasil asistieron, mostrando apoyo al régimen.
En un gesto de provocación, Maduro dedicó parte de su discurso a mofarse de sus opositores y a atacar a María Corina Machado, una de las principales líderes opositoras.
El clima político en Venezuela sigue siendo tenso, con un gobierno que se mantiene en el poder gracias al respaldo militar y a la represión, mientras la comunidad internacional incrementa la presión para buscar una salida democrática a la crisis.
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